Hace un año y medio que vives en esta ciudad, ¿por qué la elegiste y cómo ha sido este tiempo? ¿se cumplieron tus expectativas? ¿Sientes que ha influido en tu obra?
Realmente la elección respecto a mudarme a Berlín fue bastante espontánea e impulsiva. Siempre había querido vivir un tiempo en Europa, pero nunca me hubiese imaginado viviendo en Alemania. No estaba en mis planes tampoco mudarme. Había viajado un par de veces, casi siempre pasando la mayor parte de esos viajes en España, con motivo de participar en festivales o residencias de ilustración y cómic. El hecho de no tener pasaporte europeo hacía imposible la idea de quedarme más tiempo.
Nunca había visitado Berlín y tampoco tenía expectativas concretas sobre ella. Todo se desarrolló rápidamente cuando cumplí 30, un amigo había venido con una Working Holiday y fue un poco mi nexo con la ciudad. Era, en parte, el estímulo que necesitaba para descubrir e investigar sobre las visas. Yo estaba al tope de edad para aplicar y era hacerlo en ese momento o nunca más. En casi tres meses dejé todo y me preparé para vivir en una ciudad nueva. No investigué demasiado sobre ella, más de lo que ya sabía de su historia. No estaba segura a dónde venía, ni si me iba a gustar, tampoco tenía planes concretos. Dejé que me sorprendiera, y así fue.
Claro que siento que ha influido en mi obra. Personalmente creo que es significativo que el lugar que habito y la gente con la que me relaciono sean inspiración de las cosas que produzco.
¿Cómo sientes Berlín para poder circular tu trabajo? ¿En qué circuitos expones y vendes tu trabajo? ¿Hay alguna escena en particular que quisieras participar?
Creo que Berlín es una ciudad increíble para la gente que trabaja en cualquier disciplina artística. En mi caso, que vengo del mundo de las ferias y festivales de ilustración o cómic fue muy bueno poder, desde el primer momento que llegué, vincularme con gente que estaba dentro del mismo panorama. Me contacté con galerías de ilustración, festivales de zines y edición. Generalmente estos últimos son donde vendo mi trabajo y estoy muy cómoda moviéndome dentro de esa escena.
Transitado un poco el camino de vivir y trabajar en Berlín ¿qué estrategias te dieron buen resultado para hacerte conocer y vender tu trabajo aquí y cuáles no?
Realmente no me considero muy estratega para ser sincera, me cuesta un poco saber cómo vender mi trabajo, en relación a qué precio ponerle y monetizarlo. Son cosas súper importantes que, lamentablemente, pasaron un poco de largo en mi formación artística. Considero que aún sigo aprendiendo, también de mis colegas.
Pero sí puedo decir que algo que siempre me funcionó es estar activa e investigando qué sucede en el ambiente. Desde que llegué a Berlín siempre intenté contactar a galerías o eventos que me gustaban, para participar o poder vincularme de algún modo, creo que esa es la clave, acercarse.
Hay muchos espacios que facilitan el encuentro entre pares y sirven para tejer redes que, no solo te posibilitan vender tu trabajo, sino también gestionar proyectos colectivxs. Muchos de esos espacios aún siguen teniendo vida de forma virtual en pandemia, como los mercados online, con la modalidad de que la gente pueda contactarse con los vendedores directamente, ya sea para adquirir algo que está subido a la plataforma o comisionar un trabajo específico.
Está la idea de que solo un grupo selecto de artistas pueden realmente vivir de lo que hacen ¿crees que eso es una falsa creencia o sientes que realmente es difícil poder capitalizar tu trabajo?
Creo que depende mucho de las experiencias personales de cada unx. También, a veces, de los privilegios y en qué disciplina artística te quieras desarrollar. Yo me considero afortunada de haber tenido la posibilidad de estudiar, de hacer workshops, profesionalizarme, poder viajar y tener herramientas que me ayudan a hacer de la ilustración un trabajo. También es verdad que siempre busco las maneras de poder capitalizarlo y estoy la mayor parte del tiempo pensando qué proyectos nuevos hacer e intentando contactarme con gente con quien colaborar o trabajar. Creo que sí es difícil, ser freelancer implica dedicar un montón de energía a autogestionarte. Personalmente siento que cuando no hay trabajo lo invento yo de alguna forma, vendiendo mis cosas, dando talleres, etc.
¿Qué significan los fanzines para ti?
Para mí los fanzines son objetos impresos no solo de valor estético, sino también cultural y político. El medio por el cual podemos hacer circular ideas y visibilizar ciertas causas. Otras veces simplemente un medio de experimentación gráfica que nos acerca a un público más amplio de una forma accesible.
Más allá de la teoría de qué es o qué significa un fanzine, hay detrás de ellos una escena más que interesante y generosa. La gente con la que podes conectar gracias a las ferias, todo el ritual que implica pensar y crear una publicación, autogestionarla fácilmente y compartirla con otrxs. Para mí, descubrir que podía autopublicarme y hacer circular mi trabajo no dependiendo siempre de una editorial o de unx otrx que impulsara mi trabajo fue revelador y muy gratificante siempre.
¿Qué rol crees que tienen las redes sociales en la vida/obra de un artista y en tu caso en particular?
Creo que tienen el rol que cada unx quiera darles. Entiendo que hay muchxs artistas que quizás se manejan en distintos circuitos y no las necesitan demasiado, o les demandan una energía que no están dispuestxs a poner en eso.
Personalmente, creo que la parte positiva de las redes es que tienen el poder de acercarnos a producciones y autorxs increíbles. Hay un montón de información gráfica y artística circulando en ellas. Muchas veces también nos permiten contactar con esas personas.
Sucede del mismo modo con el propio trabajo, a mí me sigue pareciendo asombrosa la llegada que puede tener alguna de las piezas que ilustro. En mi caso particular soy cuidadosa de mantener actualizada mis redes porque la mayor afluencia de trabajo que recibo es gracias a ese medio.
Parece que consideras el arte como una herramienta de transformación, hay una carga muy importante de reivindicación de luchas sociales latinoamericanas. ¿Cómo recibe tu trabajo la gente que vive aquí?
En la experiencia que he tenido hasta ahora lo han recibido muy bien. Tuve la posibilidad de dar workshops de creación de posters o fanzines de carácter feminista, por ejemplo, y me resultó muy valioso poder compartir esos espacios con gente que vive aquí. Creo que hay ciertas luchas que trascienden las fronteras y otras con las que mucha gente empatiza o “se alía” de una manera respetuosa.
¿Te inspiran las mismas cosas en tu país que en esta ciudad? / ¿De qué sientes que hay que hablar aquí?
En parte sí, porque hay temas, lugares o situaciones que inspiran mi trabajo y puedo encontrar en ambos lugares, pero quizás lo que es diferente es la manera de abordarlos.
A mí personalmente me gustaría poder poner mi trabajo al servicio de hablar más sobre los transfeminismos, las disidencias, minorías, la migración y el anticolonialismo.
¿En qué consiste tu set de elementos imprescindibles para trabajar?
En este momento consiste en mi notebook con Photoshop instalado, tableta gráfica Wacom y mate.
¿Cómo es tu relación con el mundo digital y el impreso?
¿Te sientes más cómoda en alguno? ¿tienes una preferencia?
Algo que aprendí cuando comencé a trabajar en Photoshop, fue de qué forma preparar mis ilustraciones para ambos medios, el digital y el impreso. Me siento cómoda con los dos porque sé que puedo acercarme, cada vez un poco más y luego de probar durante bastante tiempo, al resultado que espero tanto en pantalla como en papel.
Aunque también es verdad que a veces depende un poco de la calidad de impresión y el seteo de las impresoras.
¿Crees que el granulado/textura en tus obras ya es un sello propio? ¿Qué características consideras que son una marca personal en lo que haces?
Creo que la textura es un gesto gráfico que siempre estuvo presente en mi trabajo. También cuando dibujaba/ilustraba de forma completamente analógica, y por eso es que no lo he querido abandonar. Me parece importante, pese a trabajar de forma digital, seguir teniendo algún tipo de contacto con lo analógico, es por eso que armo mis pinceles de Photoshop en base a un inventario de líneas y texturas que voy haciendo con distintos materiales gráficos.
Hay cada vez más ilustradorxs que trabajan con granulados y texturas, son recursos comunes porque dan un toque muy bonito y cálido a la imagen, a mi parecer.
Me es difícil mencionar qué características son marcas personales porque me gusta mucho experimentar siempre en mi trabajo, siento que eso puede visualizarse mejor a veces desde el lado del espectador. Quizás en mi caso tiene que ver con la paleta de colores, las texturas y las formas que uso para componer escenas o personajes.
Parece que has encontrado una conexión, un balance, entre Botero y obras del expresionismo ¿cómo es ese diálogo entre Europa y Latinoamérica?
Ambos me inspiran. Haber transitado la carrera de Bellas Artes me permitió estudiar y conocer muchas corrientes artísticas que, de manera consciente o inconsciente, influyeron en mi estilo. Siempre me sentí cómoda representando el mundo figurativo de formas que no coincidiesen o persiguiesen cánones clásicos. Trato de que mis referentes estén relacionados con el lugar de donde vengo o donde vivo, así que efectivamente siempre hay de mi parte una intención de unir esas dos geografías a nivel estético.
Varias de tus obras tratan sobre objetos arqueológicos y botánica/medioambiente ¿de dónde viene ese interés?
Ese interés viene desde chica, me gusta mucho la historia, la naturaleza y aprender de culturas antiguas. Finalmente me parece que todo está relacionado.
Antes de estudiar Bellas Artes tuve un momento en el que quise estudiar biología, de hecho la modalidad de polimodal secundario que elegí fue Cs.Naturales, porque quería poder hacer una carrera con algo vinculado al medio ambiente. También en algún momento de chica quise ser paleontóloga. Más tarde, tanto la Universidad, los museos que visité y ciertos viajes que hice, desencadenaron que la arqueología me “obsesione” de algún modo. Siento que nos habla, enseña y acerca a formas de ver el mundo muy interesantes y necesarias.
Plasmas tu cotidianeidad, las pequeñas cosas, como pequeñas cápsulas de tiempo. Pareciera que quieres atesorar esos momentos...
Sí, creo que el dibujo, como muchas otras disciplinas artísticas, nos permite atesorar, registrar cosas y momentos a lo largo del tiempo, lo encuentro fascinante.
La música tiene una mención especial en tu obra, hay menciones de cantorxs populares argentinxs y ¿es cierta la historia que dibujaste de Los Rodríguez?
Sí, la música es muy importante en mi vida, también es parte de mi cotidianeidad y me ha servido de excusa para experimentar con el dibujo y la historieta muchas veces.
Creo que, como cualquier otra forma de arte, tiene muchísimo poder en las sociedades y es por eso que durante un tiempo investigué la historia de algunxs cantorxs popularxs argentinxs que fueron censuradxs en la época de la última dictadura. Con toda esa información hice una publicación que visibilizaba situaciones en las que habían sido violentadxs y calladxs, también lo difícil del exilio y la importancia de la libertad de expresión.
La historia sobre Los Rodríguez es real. Dibujé unas páginas de historieta para una muestra a la que me invitaron, desde el Festival Sudestada, en el Centro Cultural Recoleta (Bs As). La temática de la muestra era “Personajes”, si mal no recuerdo, y se podía abordar desde cualquier lugar. Yo conté, en esas tres páginas, una anécdota de mi infancia. Por mucho tiempo creí que Los Rodríguez eran hermanos y eran mis parientes. Recuerdo haberles mencionado a algunas de mis amigas, cuando chiquita, que tenía parientes famosos, hasta que descubrí que no tenían ningún lazo familiar entre ellos ni conmigo. Fue una terrible desilusión.
Sería injusto limitar tu trabajo solo a dibujar, has trabajado como docente, participado en la organización de varios eventos vinculados al arte gráfico, brindado talleres... ¿lo haces por gusto, crees que es necesario hacer algo más para insertarse en el mundo del arte y vivir de tu trabajo que simplemente dibujar o ambas?
Algo que rescato de todas esas experiencias es la idea de lo colectivo. Cada una me permitió conocer gente, hacer amigxs, colegas, compartir y aprender con y de ellxs. Es de las cosas que más aprecio del ambiente en el que me desenvuelvo.
Cuando comencé a querer ser ilustradora había muy pocos o casi ningún espacio/evento en mi ciudad destinado a esa disciplina, tampoco había tanta gente que trabajara de eso y te asesorara o enseñara, las redes sociales no estaban presentes como ahora. Por eso creo importante poder ayudar a gestionar eventos, colaborar y compartir de manera generosa lo que se con la gente que se interesa o tiene ganas de insertarse en la escena.
Por supuesto que todo eso me da gusto, me vincula con personas con las que comparto el ritual de dibujar/producir en compañía y muchas veces me facilitó hacer conexiones que me permitieron trabajar y vivir de lo que hago.
¿Planes, objetivos para este 2021?
En el contexto que estamos atravesando me resulta muy difícil planificar a futuro, pero mi objetivo más concreto es poder lograr estabilidad siendo freelancer aquí, que es algo que comencé a hacer hace poco. Conectar con más gente que esté en la escena alemana del cómic, la ilustración y la autopublicación. También seguir profesionalizándome como animadora y darle forma a una novela gráfica que he venido teniendo en mente por algún tiempo.
Para ver más sobre María Victoria Rodríguez:
Instagram @mvictoria.rodriguez
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